Había una vez una pobre viejecita que no tenía nada que comer ni una casita para dormir.
Había... una vez una señora que lo único que hizo en la vida fue trabajar, trabajar y trabajar, todo este trabajo lo realizó para una casa, un hogar, un esposo, unos hijos.
Todo este trabajo lo hizo con mucho amor, por ello nunca cobró un peso.
Ella la viejecita linda lo único que hizo en su larga vida fue ayudar a los demás ser una excelente hija madre, esposa y abuela.
A esta viejecita se lo olvido vivir, sólo vivió para los demás, y el pago que obtuvo fue la calle.
La calle no es mala, solo que con una mano adelante y otra atras y con sesenta años encima es un poco dura, a esta edad se tiene frio, hambre y no hay ánimos, salud para trabajar, menos fuerzas pra pedir puerta a puerta.
Esta señora que les cuento no se preocupó por ella, por trabajar y recibir un sueldo y una pensión.
Hoy esta señora que está muy enferma; debido a todo el trajin (oficio) que tiene una casa, (toda la carga la llevaba ella a cuestas) y al maltrato de esa adorable familia.
Como no tiene fuerzas para rendir como antes le dijeron ¡¡¡que ya no la mantendrán más!!! y la echaron a la calle.
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